
Filetas, después que los hubo doctrinado, se fue, recibiendo de ellos algunos quesos y un chivo al que asomaban ya los pitones. No bien ellos se quedaron solos, y oído entonces el nombre de Amor por vez primera, se apesadumbraron más y de vuelta a sus chozas comparaban lo que sentían a lo que el viejo había referido.
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Llevaba bastante tiempo buscando este libro y no me ha decepcionado. Es una historia de amor entre dos pastores que se escribió hacia el siglo II d.C en Lesbos, pero se podría haber escrito en Salzburgo en el siglo XVIII o ayer por la tarde en cualquier bar de esta ciudad, porque hay sentimientos y procesos mentales que son completamente atemporales, ajenos a lo que digan los libros de Historia y rigurosamente opuestos a la apatía y la decadencia del contexto que rodea al individuo que tiene la suerte de experimentarlos. Y subrayo suerte.
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