20100326

Disgrace

 
Para ser un hombre de su edad, cincuenta y dos años y divorciado, a su juicio ha resuelto bastante bien el problema del sexo. Los jueves por la tarde coge el coche y va hasta Green Point. A las dos en punto toca el timbre de la puerta de Windsor Mansions, da su nombre y entra. En la puerta número 113 le está esperando Soraya. Pasa directamente hasta el dormitorio, que huele de manera agradable y está tenuemente iluminado, y allí se desnuda. Soraya sale del cuarto de baño, deja caer su bata y se desliza en la cama a su lado.

-¿Me has echado de menos? -pregunta ella.
-Te echo de menos a todas horas -responde. Acaricia su cuerpo moreno como la miel, donde no ha dejado rastro el sol; lo extiende, lo abre, le besa los pechos, hacen el amor.

Soraya es alta y esbelta; tiene el cabello largo y negro, los ojos oscuros, líquidos. Técnicamente, él tiene edad más que suficiente para ser su padre; técnicamente, sin embargo, cualquiera puede ser padre a los doce años. Lleva más de un año en su agenda y en su libro de cuentas; él la encuentra completamente satisfactoria. En el desierto de la semana, el jueves ha pasado a ser un oasis de luxe et volupté.

Desgracia
J. M. Coetzee
. . . .

Esto es como lo del metro de Madrid, ya habéis leído la primera página, ahora si os ha gustado, os sugiero que sigáis.

Mañana vuelvo a Taizé después de dos años desde la última vez que estuve, eso significa que tengo por delante ocho días para pensar, leer, ver puestas de sol sin arrastrar la silla, bajar al lago y pasarme diez horas al día hablando con gente que acabo de conocer sobre la vida, la muerte, el amor, el cus-cus del mediodía y la cantidad de lugares donde vamos a vivir cuando seamos mayores. Así que estoy bastante contenta =).

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