20100228

... to J

 
Hay momentos en los que reacciono como una madre, al instante y por instinto; saco entonces toda mi astucia para proteger, sin reparar en los argumentos, en contra o a favor. Y en otros momentos, estoy dispuesta a ofrecer lo que tú llamas mi "hombría" Y a morir luchando por esa perra justicia que desapareció hace tiempo sin decir palabra.

Y yo acabo de tomar una. ¿Por qué no nos casamos?, me preguntas tú. Y yo digo: ¡sí! Entonces se lo preguntamos a ellos. Si nos dan permiso, te visitaré para la boda y luego una vez a la semana en la sala del vis a vis para siempre jamás.
Todas las noches te reconstruyo, hueso a hueso, delicadamente.

El otro día Andrea me preguntó cómo nos conocimos tú y yo. Y se lo conté. Y ahora quiero contártelo a ti. Pero si quieres, podemos cambiarlo. El pasado es la única cosa de la que no somos prisioneros. Podemos hacer con el pasado lo que nos dé la gana. Lo que no podemos hacer es cambiar sus consecuencias. ¿Y si construimos el pasado juntos? ¿Cuantos años hace?

Qué grande es la diferencia entre la esperanza y la expectación. Al principio creía que tenía que ver con el tiempo, que la esperanza era aguardar algo más lejano. Me equivocaba. La expectación pertenece al cuerpo, mientras que la esperanza es del alma. Ésa es la diferencia. Las dos conversan, se animan o se consuelan, pero sueñan cosas distintas. Y he aprendido algo más, la expectación del cuerpo puede durar como cualquier otra esperanza. Como la del mío pensando en el tuyo. Expectante.
En cuanto te condenaron a dos cadenas perpetuas, dejé de creer en su tiempo.

Y con los ojos cerrados pensé: lo que permanece es el reconocimiento de las mujeres que ven como vencedores a los hombres que aman, pase lo que pase, y la consideración mutua de los hombres, una consideración que deriva del hecho de que comparten la experiencia de la derrota. ¡Eso es lo que perdura!

Hoy han confirmado que nuestra solicitud de matrimonio ha sido denengada. Estatuto IBEC-27, cláusula F.
No hay mayor error que creer que la ausencia es la nada. La diferencia entre ambas es de orden temporal (un orden respecto al cual ellos nada pueden). La nada es antes, y la ausencia, después. A veces es fácil confundirlas: de ahí algunos de nuestros pesares.


(Fragmentos de cartas extraídas del libro From A to X, de John Berger)

2 comentarios:

paty_ dijo...

me lei las particulas elementales. no paro de darle vueltas.

malva dijo...

Hiciste bien. No creo que el mundo sea tan cruel y tan absurdo como lo ponen ahí, pero te aseguro que no vas a volver a mirar a la gente de la misma manera. Un beso!