está escrita la destrucción del mundo.
Todas las profecías cuentan
que el hombre creará su propia destrucción.
Pero los siglos y la vida
que siempre se renueva
engendraron también una generación
de amadores y soñadores,
hombres y mujeres que no soñaron
con la destrucción del mundo,
sino con la construcción del mundo
de las mariposas y los ruiseñores.
Desde pequeños venían marcados por el amor.
Detrás de su apariencia cotidiana
guardaban la ternura y el sol de medianoche.
Las madres los encontraban llorando
por un pájaro muerto
y más tarde también los encontraron a muchos
muertos como pájaros.
Estos seres cohabitaron con mujeres traslúcidas
y las dejaron preñadas de miel y de hijos verdecidos
por un invierno de caricias.
Gioconda Belli
(Es un texto demasiado largo y demasiado bonito para copiarlo todo seguido. A mí me recuerda a la persona que nos lo leyó, a sus ganas de comerse el mundo y a su deliciosa inconsciencia cuando se trata de poner los sentimientos encima de la mesa y decidir si nos lo jugamos todo a una carta. Yo también creo que esa es la única manera de ganar.)
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